El Espíritu de la pintura
No tenía yo mucho entusiasmo para visitar
la exposición de Cai Guo-Qiang. Eso de pintar haciendo explotar pólvora sobre un lienzo me olía a chamusquina y a esas llamadas “performances” en las que la obra de arte puede consistir en una colección de botellas formando
un triángulo; eso sí, equilátero. Asomarme a la sala de exposición, en El Prado, y ya me he quedado impresionado por la gran belleza de formas y colores que consigue. Reinterpreta los pintores clásicos con su peculiar técnica.
Una de sus características es la grandiosidad de sus composiciones: uno de los murales, realizado en el Salón de Reinos, mide 18 metros. En él, partiendo de la noche, representa el amanecer, el pleno día, para volver a la noche.
Muy interesante el video final en el que se nos muestra su técnica.
18 Enero de 2018